La iniciativa impulsada por el Gobierno transforma el aborto clandestino en seguro, legal y gratuito. Fue aprobado en una sesión histórica. La votación tuvo lugar tras un largo debate seguido por miles de manifestantes en todo el país.

A las 4.12 de la madrugada, el Senado dio el paso histórico: la ley por la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) obtuvo 38 votos en favor para convertirse en ley, frente a 29 votos que se opusieron.
El tablero registró también 1 abstención y 4 ausentes. “Resulta aprobado”, dijo entre aplausos la presidenta del cuerpo, Cristina Fernández de Kirchner, al cabo de una jornada durante la cual el correr de las horas acrecentó la brecha entre quienes apoyaron el derecho de las mujeres a acceder a la IVE y quienes procuraron mantener la práctica en la clandestinidad.
La mayoría de los votos positivos fue aportada por senadoras, en un apoyo transversal, de todo el espectro partidario, que cristalizó lo que sucedió con el proyecto desde que comenzó su trámite parlamentario este año en la cámara baja.
La sesión comenzó a las 16.08, con 67 senadoras y senadores presentes, cuando Cristina Fernández de Kirchner dio inicio formal a la jornada. Muy pocos de ellos estaban en el recinto, por el protocolo sanitario que la Cámara dispuso hasta marzo para sesionar en pandemia. En total, 34 se encontraban en la Ciudad de Buenos Aires para participar del debate; algunos de ellos lo hacían desde sus despachos, ubicados dentro del palacio legislativo y anexos.
Poco antes, habían llegado al edificio militantes históricas, como Minyersky (enteramente de blanco), Alanis, y la también asesora presidencial Dora Barrancos, que luego seguía la sesión en compañía de la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra; la ministra de las Mujeres, Elizabeth Gómez Alcorta, y la viceministra de Salud, Carla Vizzotti.
En un recinto todavía caracterizado por el distanciamiento social y las pantallas que permiten la intervención remota de senadoras y senadores, con un salón enorme destinado a funcionarios de Renaper, que garantizaban la correcta verificación de identidad de quienes se conectaban a distancia, la sesión comenzó con moderado optimismo para quienes avalan el proyecto.
“Hoy es un día de esperanza, vamos a debatir un proyecto que evitará más muertes injustas”, dijo al presentar la iniciativa al pleno Norma Durango, quien como presidenta de la Banca de la Mujer había presidido, también, el plenario ante quien expusieron expertos en las audiencias informativas, y advirtió que quienes se oponen a la legalización “no quieren escuchar”. “Mientras tanto, el aborto, que es una tragedia emocional, sigue sucediendo y las mujeres siguen muriendo”, señaló, y poco después definió algo que resultó un elemento común con numerosas intervenciones a lo largo de la tarde y la noche: “La maternidad no puede ser forzada, una maternidad obligada no es una buena maternidad”.
Poco después, Durango dio a conocer la sorpresa a la que fuentes del Congreso atribuyeron el creciente respaldo: el Poder Ejecutivo se comprometió a modificar el texto de la ley al momento de reglamentarla. Se va a “vetar parcialmente la palabra ‘integral'” en el inciso inciso B del artículo 4 (del texto aprobado en Diputados), que refiere la “salud integral” de las mujeres como posible causal de la interrupción legal del embarazo (ILE).
El anuncio, poco después, fue eje casi excluyente de la ronda de preguntas de periodistas de la que participó brevemente la senadora, antes de volver al recinto.