En su declaración, la exsecretaria de Macri intentó proteger al ex mandatario y a su secretario personal, Nieto. Afirmó que ella “pensaba que todo lo que hacían era legal”.

La excoordinadora de Documentación Presidencial Susana Martinengo declaró en la causa que la involucra por ejercer prácticas de espionaje ilegal durante la gestión de Mauricio Macri.
Martinengo no pudo negar que recibía a los agentes de la AFI en la Casa Rosada. Afirmó ante la Justicia que “pensaba que todo lo que hacían era legal” y que para ella “no eran espías, eran amigos”.
Los demás espías que declararon reconocieron las tareas de inteligencia sobre dirigentes políticos, sociales, religiosos, periodistas, jueces y empresarios, aunque responsabilizaron a las autoridades de la Agencia Federal de Inteligencia.
La ex funcionaria macrista intentó desmentir su sensible rol dentro de la causa de espionaje ilegal: “No tenía relación con Mauricio Macri”. “No le llevé informes a Darío Nieto”. “Me enteraba de millones de cosas y los escuchaba a todos (los ex espías) y decía ‘lo paso’ (al expresidente) pero no lo pasaba” porque “si iba arriba con algo que no era verdad quedaba mal”. “También yo pensaba que todo lo que hacían era legal”. “Yo no tomaba partes de inteligencia, yo tomaba la información”.
El problema se le planteaba a la exfuncionaria cada vez que en la audiencia le hacían escuchar un audio. Ahí comenzaba a titubear. El exespía Jorge “el Turco” Sáez, con quien ella tenía relación cercana, grababa sus propias conversaciones y a veces se las pasaba a otro exagente, Leandro Araque. En el celular de este último se rescató abundante material para la investigación. Allí había diálogos de Martinengo con Sáez de donde se deduce que hablan de posibles informes de inteligencia, aunque no lo hacen de manera totalmente explícita, pero se advierte que ella no sólo habría recibido material sino que también habría sido quien lo encargaba. Con Sáez tenían un vínculo de evidente confianza: se tratan de “papu” y “mamu” en los audios. En uno de los diálogos –que reveló este diario– ella le pide información sobre los preparativos de la movilización contra la reforma previsional en diciembre de 2017. El exagente le anticipa que podría haber incidentes y le detalla los preparativos de organizaciones sociales. “Convencelo de que no saque la reforma”, le dice él a Martinengo. En esa misma conversación, Martinengo le dice que el informe “se lo paso a Nieto, al secretario privado, como hice la vez anterior ¿viste?”
La explicación de la mujer en la indagatoria fue que los exespías “trabajaban conmigo pero en lo social, no en la inteligencia” y que pensó que todo lo que hacían era legal. “Me decían cosas, pero yo para arriba no lo pasaba, el sueldo me lo pagaba el Presidente, no me quería quemar (…) si iba arriba con algo que no era verdad quedaba mal”, dijo. “Para mí ellos no eran espías, eran mis amigos (…) solucionábamos quilombos juntos pero no trabajábamos juntos (…) pasaban a comer y hablábamos de temas personales”. En un momento también contó que ella tenía un proyecto político, que quería ser candidata a diputada provincial y que los exespías le acercaban gente. Entre ellos al exjefe de la barra brava de Boca Rafael Di Zeo, “porque tenía mucha gente en La Matanza”.
La declaración de Sáez también fue extensa aunque no aceptó responder preguntas. Sáez reconoció su relación con Martinengo pero dijo que no le llevaba partes de inteligencia, sino que hablaban de la vida y que quizá él le acercaba gente que podía necesitar ayuda social. Insinuó que le interesaba su proyecto político. Habló y reconoció algunas tareas de espionaje en particular y dijo que se quejó por algunos de estos casos. Mencionó el seguimiento al vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, y relató un episodio que no había incluido ante la bicameral de Seguimiento de los organismos de inteligencia: relató que el ex jefe de Operaciones Especiales de la AFI Alan Ruiz les había dicho sobre el espionaje a Santilli que la orden venía “del señor 5 (Arribas) y del 1 (Macri)”. En ese y otro tramos, responsabilizó de las maniobras ilegales a Ruiz, y a sus superiores.
También admitió seguimientos a los periodistas Hugo Alconada Mon y Carlos Pagni, con la excusa de que les decían que tenían causas judiciales que los comprometían.
Emiliano Matta, el espía que se sacó una foto con Santilli mientras lo espiaba, también le apuntó a Ruiz y dijo que se jactaba de tener importantes vínculos. Se produjo un silencio profundo en la audiencia cuando el exespía dijo mirando al juez Villena: “Ruiz decía que tenía vínculos con Patricia Bullrich, con Guillermo Montenegro y también con usted”. Se lo veía angustiado al declarar. Le pasaron audios que lo comprometían en tareas de espionaje ilegal que le costaba explicar. Sobre la foto con Santilli, dijo que lo hizo “por cholulo”.
Mercedes Funes contó también cómo tenían que ir a sacar fotos con tres vehículos porque, según Ruíz, estaban retirando bolsos de la casa de Cristina Kirchner. Resultó que se trataba de una mudanza, pero a 50 metros del edificio donde vive CFK.