El represor Adolfo Scilingo, comandante de los vuelos de la muerte y condenado a 1084 años de prisión por delitos de lesa humanidad, se encuentra libre por un recurso penitenciario de España. A través de esta medida, fue beneficiado por un régimen de reinserción y pasa sus días colaborando en una parroquia de Madrid. Los organismos de derechos humanos repudian este suceso.
El ex teniente de fragata Adolfo Scilingo, responsable de los denominados vuelos de la muerte goza de libertad gracias a un artículo del Reglamento Penitenciario de Madrid. Durante los juicios por crímenes de lesa humanidad había confesado cómo se arrojaban a detenidos desaparecidos desde los aviones hacia el Río de la Plata.
Ya desde el año pasado, alojado en el centro penitenciario de Alcalá de Henares, gozaba de salidas transitorias.
Ante esta situación la organización HIJOS Capital expresó su rechazo. “Su único lugar es la cárcel”, remarcó a través de su cuenta de Twitter. “Es repudiable que Scilingo pueda caminar por las calles, porque su único lugar es la cárcel común”, puntualizó Giselle Tepper.
Además agregó que “Mientras miles de familias siguen esperando saber dónde están los cuerpos de los desaparecidos, él sale de la cárcel, duerme en un centro de ‘inserción social’ y colabora todos los días en una institución religiosa. No puede insertarse en sociedad un asesino del pueblo”.
En el año 2006 fue condenado a 640 años de prisión y luego, en 2007, a la pena “irrevocable” 1084. El Tribunal Supremo de España estimó los delitos de asesinato y detención ilegal cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) como “crímenes contra la humanidad”.
Scilingo contó en ese entonces cómo era el modus operandi de estos vuelos: “Todos los miércoles se hacía un vuelo y se designaba en forma rotativa distintos oficiales para hacerse cargo de esos vuelos. Los que el día antes se les elegían para morir, se les llevaba al aeropuerto dormidos o semidormidos mediante una leve dosis de un somnífero haciéndoles creer que iban a ser llevados a una prisión del Sur. Una vez en vuelo, se les daba una segunda dosis muy poderosa, quedaban totalmente dormidos, se les desvestía y, cuando el comandante daba la orden, se les arrojaba al mar uno por uno”.
Sin embargo, en la instancia del juicio oral se desdijo.Aludiendo súbitos desmayos e imaginarias huelgas de hambre, sostuvo que sus testimonios fueron inventados para promover la investigación de los hechos.
Scilingo fue beneficiado ahora con un recurso denominado “tercer grado penitenciario, conocido como “Régimen Cenicienta”. Se trata de un sistema mediante el cual los detenidos quedan libres durante el día pero deben volver a la cárcel para dormir, excepto los fines de semana.
El recurso tiene niveles, el que se le otorgó al represor es el más flexible:lo exime de volver por las noches a prisión y lo habilita a dormir en un CIS. Este beneficio suele ser la antesala de un pedido de libertad condicional.
Mediante un comunicado, la CTA Autónoma bonaerense cuestionó el beneficio otorgado al genocida y anticipó que, junto con varias organizaciones, “articularemos para impedir este grave hecho y que retorne a el lugar de donde nunca debió haber salido”.