Un improvisado altar doméstico realizado con su sillón, la urna con sus cenizas y el teléfono que solía usar para comunicarse desde su casa se rodeó de una multitud en la plaza Alberti.
Amigos y vecinos, militantes sindicales y políticos, anarquistas viejos y jóvenes, las madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, representantes de los pueblos originarios, artistas y estudiantes, despidieron ayer a Osvaldo Bayer, fallecido el pasado 24 de diciembre a los 91 años.
Hubo anécdotas, música, homenaje y mucho amor. Entre otras anécdotas, Nápoli, historiador, docente e investigador recordó, “La última vez que lo llevamos al neurólogo, porque perdía la memoria y se perdía en las charlas, el médico nos dijo: ‘¡es la edad, mucho no se puede hacer!’ Pero decidió hacerle una prueba y le preguntó por la fecha de nacimiento, que la dijo bien. ¿Quién es el presidente? ‘El burro’, respondió Osvaldo. El neurólogo nos miró con mucha desconfianza, le dio una hoja de papel y le pidió que escribiera lo que quisiera. Osvaldo escribió: ‘la belleza es perenne’”.