Rubén Orlando Rodríguez, se desempeñaba como auxiliar en la escuela pública N° 49 del barrio San Carlos de Moreno. Murió tras la explosión producto de una pérdida de gas mientras acondicionaban las instalaciones junto a la vicedirectora, para recibir a los estudiantes. Rubén era delegado de ATE porque según dicen quienes lo conocían entendía que la escuela pública se defendía colectivamente.
La escuela 49 de Moreno estalló por un desperfecto en la conexión de gas. Murieron Sandra Calamano, la vicedirectora de 48 años que tenía a cargo la institución y Rubén Rodríguez, uno de los auxiliares de 49 años que se desempeñaba como portero y como profesor de carpintería. Ambos, eran los primeros en llegar a la escuela y querían tener listo el mate cocido que minutos después debían servirle a los casi 500 estudiantes que asisten. Un ejemplo de la necesidad y la importancia de cada uno de los roles dentro de la institución educativa, tanto del docente como del cuerpo de auxiliares indispensables para que las jornadas se desarrollen.
Los dos trabajadores de la educación fallecidos el jueves a la mañana son muy reconocidos por su compromiso y vocación dentro de la comunidad educativa.
Rubén, casado con Mabel, docente en otra escuela, y papá de Maia, de 12 años, era un hombre que toda su vida estuvo vinculada a la escuela 49. “Rubén hizo toda su primaria en esta escuela. Y ahora trabajaba como portero desde hacía más de 15 años. Pasó prácticamente toda su vida adentro de la 49”, señala Pustilnik. Muchos lo conocían como “el portero que vivía en la escuela”.
Sus compañeros y vecinos recuerdan que varias veces lo cruzaban caminando hacia la escuela, porque los colectivos se demoraban y no le permitían llegar a horario. Un dato que parece menor, pero que resulta una problemática común para los trabajadores del conurbano bonaerense que deben soportar la falta de transporte adecuado para trasladarse dentro de sus propios distritos.
Rubén además de auxiliar, era delegado de ATE. Su experiencia y su compromiso con la educación no se vislumbraban sólo en el plano individual. Por el contrario, entendía que la lucha colectiva contra el desmantelamiento de la escuela pública era el camino hacia la concreción del derecho a la educación. Lamentablemente, en ese camino, la desidia de los funcionarios de Maria Eugenia Vidal producto de un plan de ajuste que tiene a la educación pública como epicentro, lo empujó a la muerte. Una tragedia evitable.