Todos se hacen opositores, menos él: Gustavo Menéndez (presidente del PJ bonaerense) no atina a tomarle el pulso al momento político del país y de la provincia, y ya le empiezan a marcar la cancha.

El presidente del PJ no encuentra su rol
En Hurlingham han llegado las boletas del revalúo inmobiliario decretado por María Eugenia Vidal. Son cifras astronómicas. Una casa de Tesei que pagaba 150 pesos ahora debe abonar 1000 pesos. Todos los aumentos representan el séxtuple del valor anterior. La aparición de este nuevo gasto puso los pelos de punta a los vecinos del distrito. Primero fueron contra el municipio. Pero esta realidad es provincial. La llegada de los impuestos provinciales, con el aterrador sello verde de la gestión de Vidal, ha aclarado la cuestión. La conclusión, verdadera y peor, es que puede haber impuestazos locales, aquí y allá, pero la Reina del Impuestazo en la provincia es Vidal.
¿Qué ha dicho el Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires a este respecto? Nada. Gustavo Menéndez decidió otra táctica, quizás extraña en un opositor: elogiar a la Gobernadora. “Está pasando un gran momento con la gente”, aseveró el intendente de Merlo hace unos días. Este gran momento, parece, deberá abonarlo la gente en ARBA.
No son pocos quienes, dentro del PJ, opinan que Menéndez está cumpliendo deficientemente su rol. El merlense se ha dedicado a no parecer kichnerista. Y no lo parece. Tanto es así que omitió representar a sus votantes y a los afiliados del partido. Desde que asumió, Menéndez sólo ha hablado bien de Vidal. Este viernes habrá una cumbre en Santa Teresita del PJ; todos quieren endurecerse aunque sea un poco. Menéndez medita qué hacer. Le ha ocurrido que todos lo pueden correr por izquierda. Incluso Pichetto. En realidad, hoy Menéndez es el único que habla bien de Cambiemos cada vez que puede. Barrionuevo y Moyano han cambiado esa tesitura.
Parecen malos tiempos para la moderación y el diálogo. Menéndez ha llegado al ridículo de sacarse una foto con Nicolás Massot pocos días después de la represión del 18 de diciembre, de la que Massot fue gran reivindicador. Hoy Massot pide “reconciliación” entre los criminales de lesa humanidad (entre quienes está su tío, Vicente Massot) y las víctimas. Y Menéndez quedó fuera de escuadra. La pregunta es: ¿lo ha notado?
Cambiemos se reveló como un gobierno represor y anti-argentino en cuestión de pocas semanas a partir del triunfo de octubre. Lanzó una persecución contra el conjunto del peronismo, sean kirchneristas, sindicalistas, intendentes o gobernadores. Falta que el presidente del PJ bonaerense tome nota. Su pálido rol de opositor evidencia, entre otras cosas, una mala lectura del momento. Todo el peronismo se vueve más opositor, salvo él. Muchos se preguntan, de manera un tanto poética, qué preside ese presidente. Por culpa de Menéndez, la presidencia de Espinoza se agiganta en el recuerdo, y eso que al matancero no lo quería nadie.